Nueva portada

El dibujo de la portada del blog fue realizado con el mayor de los cariños por FerchuM, quien se hace responsable de las críticas que puedan existir contra los garabatos antes mencionados.
La obra es en papel A4 borrador del laburo (detrás hay un proveído que el juez nunca firmó), y la pintura es a base de lapicera negra parker, birome bic negra y liquid paper gastado.
Téngase en cuenta al momento de la crítica que este miembro del grupo carece de conocimientos de dibujo, de caricatura, de perspectiva, de arquitectura, de filosofía, de política, de negocios... resumamos en la idea de que carece de conocimientos en general.
Por otra parte, si ud. es miembro del grupo y no se encuentra en el dibujo no implica que haya sido olvidado, sino que es cuestión tal vez de abrir un poco la imaginación y pensar: "mmm... ¿ese seré yo?"

sábado, 6 de septiembre de 2008

Lo llaman tori, tori, tori tó, toritó, es el coche de Ernesto-ó

Las voces invisibles comentan que en determinadas noches oscuras del año se escucha bravear por las calles porteñas a un ser mitológico, alma de toro domesticado y cuerpo de automóvil indómito. Pocos son los que se atreven a acercarse a las ventanas al sentir su bramido, mezcla de bufido y ronroneo, razón por la cual son contados con los dedos de un manco los que conocen las apariencias de esta máquina brutal parida del mismísimo infierno de las llamas de un horno de fábrica automotriz. Sin embargo, sería tan injusto negar su legendario andar a este ser/cosa por su nacimiento vulgar del mismo modo que lo sería negar a Beethoven, Mozart y Pichuco su condición de magos de la música sólo por haber tenido una madre que los parió.

Cierto es que algunos pueden ver en el auto de Ernest, el ruso Salzman, un mero Renault 21 Nevada sucio y destartalado, pero eso es justamente lo que pretende con su imagen, engañar a los ávidos de realidad, a los obtusos de mente que se jactan de sabedores y se niegan a conocer los secretos del alma de lo que los rodea, además de cometer el absurdo de justificar sus posturas con palabras y frases socialmente preestablecidas por otros tantos imbéciles negadores de lo que a veces no es tan factible que los ojos adviertan, al decir "Eso es mentira" o "Salí de tu mundo de fantasía, pelotudo".

Sin embargo, no caben dudas que aquellos que lo menosprecian nunca merecerán dar un paseo en la tan mentada fiera motriz, condenándose de por vida a viajes de comodidad, facha y poca emoción, en autos como minicoopers, fords ka, corsas y twingos.

En la vereda de enfrente, nos encontramos los que nos negamos a caer en meras decodificaciones de lo que los sentidos captan, y somos en consecuencia aquellos que no podemos dejar de apreciar al Torito, incuestionable rey de las calles que conducen de Caballito a Flores y viceversa, tal como debería entendérselo. Sabemos que no es un auto cualquiera, ni es el auto fantástico, pero tiene una magia adrenalínica y un respeto por sus viajeros que son custodiados desde que entran hasta el momento en que salen, e inclusive un tiempo después, guiados por un aura que el vehículo otorga a los que ve como amigos.

Si bien, como dijimos, su origen fue una línea de montaje de vaya uno a saber qué país subdesarrollado, el Torito se formó y educó a través de las hábiles manos del conductor designado (que se embriagaba de todos modos), Ernest. Su manejo precoz, al sacar el registro de conducir, generó los primeros intentos de doma del vehículo, que embravecido se retobaba y apagaba el motor, o encorvaba su chasis en cada badén y lomada de burro que apareciera en el camino. Inclusive, hay quienes comentan haberlo visto participar junto a su conductor en el Festival de Doma y Folklore de Jesús María, precisamente en doma, pese al buen nivel folklórico del hábil guitarrista Ernesto. Pero nada de esto consta en nuestros registros, y nos genera incluso ciertas sospechas, dado que al preguntársele al Ruso en plena visita a la Expo Vinos y Bodegas 07, sobre la veracidad de todo esto, su respuesta nos dejó sin aliento (en todo sentido): "¿Festival de Jesús María? No, si yo no estoy ni bautizado... A ver, sí, sí, ese, llename la copa con ese Malbec...".

El Torito nunca fue un rodado metrosexual, sino más bien todo lo contrario. Su imagen nunca llamó la atención sino por su cercanía a la destrucción absoluta. Con el vidrio astillado y amenazando constantemente con quebrarse de manera definitiva, sin el espejito de la derecha, con los cinturones de seguridad sin poder sujetarse a ningún lado, la bola de la palanca de cambios rodando por el interior del vehículo, la puerta del conductor sin posibilidad alguna de ser abierta, y las demás rogando que se mantengan cerradas, fueron y son algunos de los rasgos distintivos de esta bestia del asfalto y el empedrado porteño.

Su andar sostuvo deportistas, ebrios, enamorados, conquistadores de la noche y hombres románticos con sus manos vacías; escuchó cánticos alentándolo, súplicas para que no se quedara a mitad de camino, pedidos de coima de algún policía avivado (recuérdese la mala suerte del amigo Salzman en este asunto), y en alguna época hasta llegó a escuchar música de pasacassette, pero ya no quedan ni recuerdos de aquellos tiempos.

El auto que, según la encuesta de unas semanas atrás, eligió el Grupo para las salidas, no deja de ser, al igual que el quincho de los melli, o la casa de los superpanqueques de la abuela de Tatu, o el bulo del Ruso, o la casita con molino en Chapadmalal de Bacacay, o el cd con la discografía de Paco de Lucía del Siena, algunos de los tantos íconos que representan al grupo, y que si no están se los extraña. El Torito, por ser auto, es una cosa, pero también es un conjunto de historias, de anécdotas, de vivencias. Concentra entre sus cinco puertas alegrías, tristezas, temores y juerga alocada. Es un símbolo de la unión y la amistad, de un viaje hacia una noche que tal vez nunca exista en donde lo más vil y payasezco de la sociedad se quede con las manos vacías, mientras que a los Hombres Sensibles se les cumplen los sueños que siempre reiteran cada vez que pasa un tren.

Por todo esto, el Torito, guardián de las esperanzas, monstruo de fierro que protege las noches de truco, los chivos asados y los acercamientos a los bailongos de la ciudad, dándonos siempre la cachetada griguoliana antes de entrar a la cancha, es mucho más que un medio de transporte, es un compañero.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente Fer!!! No existe mejor descripción...
Para mi la mejor parte: "...la bola de la palanca de cambios rodando por el interior del vehículo..."...Eso quedará grabado en el recuerdo...los tripulantes agachados en su búsqueda para lograr encontrarla antes de que el semáforo de una esquina de San Miguel pasara del rojo al verde...
Genial! sin dudas...
Saludos

Anónimo dijo...

Muy pero muy bueno. Sin lugar a dudas, el Torito se merecía un texto como este.
Resalto sobre todo esta descripción que lo pinta a la perfección: "el Torito, por ser auto, es una cosa, pero también es un conjunto de historias, de anécdotas, de vivencias. Concentra entre sus cinco puertas alegrías, tristezas, temores y juerga alocada. Es un símbolo de la unión y la amistad, de un viaje hacia una noche que tal vez nunca exista...". Qué bueno eso: símbolo de un viaje hacia una noche que tal vez nunca exista.
Anécdotas del Torito hay un montón, y aún más de su conductor. Recuerdo la noche que fue bautizado con dicho nombre, pero dejo al artífice del mote la tarea de contar lo sucedido.
Concuerdo con Fer en que el Torito es un "guardián de las esperanzas, monstruo de fierro que protege las noches de truco, los chivos asados y los acercamientos a los bailongos de la ciudad... es mucho más que un medio de transporte, es un compañero".
Por eso le agradezco a Ernest que lo haya puesto en tantas ocasiones para las salidas.
Por último, quería decir que me parece bien la etiqueta de "leyenda" para este posteo. Así como se había hablado del legendario ruso Salzman y su mítica llegada al grupo, ahora se habla de su legendario Torito, una suerte de Batimóvil para Batman, de Tornado para el zorro, de Babieca para el Cid, de Rocinante para el Quijote, etc., etc.

Anónimo dijo...

Muy bueno Fer!!! muy buena descripción. Ya se extraña al Torito...¿que fue de él? ¿Sigue respirando?
Buena semana para todos!!
BESOS

Anónimo dijo...

Me ha impactado el relato por su profundidad, por su calidez, por su humor, por la emoción que contagia, por al aura mítico de sus frases, por la capacidad de síntesis. No puedo firmar, no puedo escribir más que esto, otro día vuelvo. Esto es demasiado.

Anónimo dijo...

tengo que admitir que solo viaje una vez en el tori!!!! creo que fue una noche despues ir a Bacanal

en fin, nada podra quitar de mis ojos haber visto a Javi escabiar vino barato en el baul del tori volviendo de San Miguel :)

besi

Anónimo dijo...

Morí de risa. Buena personificación de este adorable vehículo, me gustó la atmósfera mitológica que lo envuelve.
aunque al igual que Tatu, no fui tripulante del Torito muchas veces