Nueva portada

El dibujo de la portada del blog fue realizado con el mayor de los cariños por FerchuM, quien se hace responsable de las críticas que puedan existir contra los garabatos antes mencionados.
La obra es en papel A4 borrador del laburo (detrás hay un proveído que el juez nunca firmó), y la pintura es a base de lapicera negra parker, birome bic negra y liquid paper gastado.
Téngase en cuenta al momento de la crítica que este miembro del grupo carece de conocimientos de dibujo, de caricatura, de perspectiva, de arquitectura, de filosofía, de política, de negocios... resumamos en la idea de que carece de conocimientos en general.
Por otra parte, si ud. es miembro del grupo y no se encuentra en el dibujo no implica que haya sido olvidado, sino que es cuestión tal vez de abrir un poco la imaginación y pensar: "mmm... ¿ese seré yo?"

lunes, 29 de septiembre de 2008

Historias de vida

La admiración, el recuerdo, el cariño, el pasado y su brutal conexión con el presente y el futuro, son motivos que condujeron tanto a Vani como a FerchuM a escribir, desde estilos distintos y formas diversas, sobre sus seres queridos, en esta ocasión esos héroes luchadores del tiempo y de la vida, los abuelos.
El cuento de FerchuM, "TATA" narra un día en la vida de su abuelo, quien fuera apodado de ese modo. El de Vani gira en torno a una entrevista que le realizara a su abuela sobre su vida.
A continuación, la entrevista de Vani, y haciendo click acá, el relato de FerchuM.

Historia de Vida


La puerta de la casa se abrió lentamente y detrás de ella pude ver a la mujer de ojos verdes profundos que me sonrió y me dio la bienvenida con un cálido beso. Era una mujer de 85 años de edad, cabello castaño y corto, de baja estatura y vestida muy elegante. Me invitó a sentarme en el comedor diario que era el lugar más tranquilo de la casa. Me ofreció algo para tomar y acompañar las masitas que había puesto en el centro de la mesa. Luego se detuvo al lado del gigante ventanal y corrió las cortinas, dejando entrar el resplandor de la luz por la ventana que iluminó toda la habitación. Con su voz suave y sus palabras cordiales me transmitió la confianza que necesitaba para poder preguntarle aquello que ella temía recordar, para lo que verdaderamente yo había ido a su casa: su huída de Alemania en el año 1937 antes de que comenzara la Segunda Guerra Mundial. Ya en esos años el antisemitismo había crecido en las ciudades alemanas, se veía en las calles, en las escuelas, en todas partes. Ruth Boldes tenía 14 años cuando el director de su escuela en la ciudad de Ortelsburg le dijo que no podía ir más, que ya había absorbido suficientes conocimientos para tener una cultura general y que por lo tanto ya no podía concurrir más al establecimiento. La relación con sus compañeros y profesores era relativamente buena. Ruth no recuerda haber sufrido maltratos por parte de sus compañeros y profesores. Pero su hermano, Manfredo, siete años menor que ella, sí lo sufrió en carne propia ya que sus compañeros le pegaban y lo insultaban constantemente.

Después de tener que dejar el colegio, la madre de Ruth no sabía que hacer con ella ya que no la aceptaban en ninguna otra institución. Por lo tanto se contactó con una señora modista que conocía y le preguntó si podía enviar a su hija para que aprendiera el oficio. La señora aceptó sin dudarlo pero al mes llegaron los nazis al taller y le dijeron que si se quedaba “la judía” le iban a cerrar el negocio. Frente a la discriminación que ya se hacía notar fuertemente en Ortelsburg, los padres de Ruth decidieron llevarla a Berlín a vivir con uno de sus tíos. Por aquellos años el antisemitismo no era tan visible en esa ciudad. Allí fue a una academia de modistas donde había mujeres judías siendo Ruth la más jovencita. Aprendió el oficio de modista y también a modelar y dibujar modelos.

Sus padres también sufrieron el antisemitismo en carne propia ya que tenían un negocio de ramos generales y los nazis golpeaban a su padre y escribían en las paredes: “No compren en lo de judíos”. En ese momento la mirada profunda de Ruth voló a otro tiempo, a una noche sombría en la que un hombre se acercó al negocio de su padre y pidió alcohol; ese hombre pertenecía a las fuerzas de asalto nazis, conocidas como las camisas pardas. No le dieron lo que buscaba, entonces golpeó, destruyó, eran judíos…Para ese entonces la familia de Ruth ya había empezado a pensar la posibilidad de emigrar hacia otro país, un lugar donde pudieran estar tranquilos y que no fueran perseguidos. Luego de varias averiguaciones, la Argentina apareció como una posibilidad de escape y salvación para esta familia.

El viaje en tren hasta Francia tuvo bastantes sobresaltos. En la frontera los hicieron bajar, les revisaron todas las valijas y los hicieron desnudar para ver si se habían llevado alguna joya o más dinero del que estaba permitido. La voz de Ruth comienza a temblar y sus palabras se mezclan con una sensación de dolor que le carcome la piel: “Nos revisaron todo, hasta el zapato. ¡No fuera cosa que nos llevásemos un marco de más! Nos desnudaron como presos, como delincuentes”. Sus ojos se llenaron de lágrimas y un silencio cortante invadió la habitación. Ruth se secó las lágrimas con un pañuelo y luego de unos minutos se recompuso automáticamente. Ya cuando llegaron a Francia, respiraron. Estuvieron algunas horas en Marsella y allí subieron al barco que los traería a la Argentina, para ellos, el país que los salvaría del sufrimiento y la muerte. Ruth no sabía que le esperaría en la Argentina, pero ese profundo dolor en el pecho que la paralizaba por unos minutos, ese miedo a la muerte iba desapareciendo lentamente a medida que se alejaba de Alemania, del peligro.

De pronto, Ruth comienza a sonrojarse y a reír. Me pregunto que será lo que recordó que la alegró tanto. Unos minutos después descubro que en ese barco conoció al amor de su vida, al que unos pocos años más tarde sería el padre de sus dos hijos y su compañero en la vida. En ese entonces Ruth tenía 16 años y el “muchacho judío”, 22 años.

Ruth y su familia estaban en primera clase y el joven Adolfo en tercera clase junto a un grupo de amigos que viajaban hacia Uruguay. Todas las noches en el barco, durante la cena, los pasajeros de primera clase recibían una fuente con todo tipo de frutas. Entonces Ruth se llenaba los bolsillos de frutas y bajaba al “underground” donde estaba Adolfo y sus amigos y las repartía. Adolfo bajó en Uruguay pero eso no impidió que siguieran en contacto. Tiempo después él viajó para la Argentina y se casó con su amada.

En la Argentina, Ruth y su familia recibieron la ayuda de la Asociación Filantrópica Argentina, los llevaron a una pensión y les pagaron un mes cama y comida. Así, se instalaron en una pensión en la calle Malabia donde había inmigrantes de diferentes partes del mundo, pero sobre todo judíos alemanes. El padre de Ruth trabajó como vidrierista en el Once y Villa Crespo y su madre fue cocinera en una pensión. Por su parte, Ruth trabajó como modista en un negocio en el centro de la Capital Federal. De a poco fueron aprendiendo el idioma español. Ruth nunca tuvo amigos argentinos. Siempre estuvo rodeada de “su gente”, de otros inmigrantes judíos que se habían refugiado en la Argentina para escapar del antisemitismo que cada vez se hacía más fuerte en toda Europa. Sus movimientos eran como en un gueto.

Cuando Adolfo, el novio de Ruth, llegó a Buenos Aires, se casaron y alquilaron una habitación. Él trabajaba de mozo en el hotel Werthein y Ruth seguía como modista. Pero al poco tiempo de casados, Ruth quedó embarazada de su primer hijo por lo que empezó a llevarse el trabajo a su casa para poder ocuparse de él. Tiempo después, Ruth comenzó a pensar en alguna otra posibilidad laboral ya que en Alemania había aprendido no solamente a cocer, sino también a dibujar y modelar. Fue así que ella y su marido empezaron a fabricar ropa para chicos y bebés. Adolfo vendía en el hotel Werthein y Ruth recorría las calles del barrio y ofrecía la ropa a sus vecinos. Desde un primer momento los diseños fueron muy bien aceptados por lo que fueron creciendo cada vez más hasta que tuvieron una pequeña fábrica de confecciones para niños. Adolfo dejó de trabajar de mozo para ocuparse de lleno junto con Ruth a la fabricación en el taller. Él se encargaba de la parte administrativa y ella de la confección. Unos años más tarde nació su segunda hija.

Ruth conserva hasta hoy un perfecto acento alemán, como si nunca hubiera dejado su país natal. Pasaron muchos años para que se sintiera en condiciones de volver a Alemania y cuando lo hizo no se sintió en ningún momento alemana sino una turista que habla muy bien el alemán. Cuando llegó a Berlín Ruth tuvo la curiosidad de volver a ver la casa donde había vivido con sus tíos, de quienes no supo nada más desde que inmigró a la Argentina. Entró a un bar en la esquina de la casa y le preguntó al dueño quien podría saber algo sobre esa casa, sobre sus tíos. El hombre le dijo que un viejito vivía allí y que él seguramente iba a darle alguna información al respecto. Ruth se acercó lentamente a la puerta pero cuando estuvo a punto de tocar el timbre, dio media vuelta y se fue. Tenía miedo de lo que le pudiera decir aquel viejito sobre sus tíos. A donde nunca pudo volver Ruth es a su ciudad de origen, a Ortelsburg aunque al día de hoy ya no es parte de Alemania sino que se anexó a Polonia.

Ruth cierra la cortina del ventanal y el resplandor de la luz que iluminaba la habitación comienza a desaparecer. Se aleja de la ventana y se acerca hacia mí. Me mira fijamente y con una señal de afecto y alegría me da un beso y me agradece mi interés por su historia. Mientras me estoy yendo de su hogar todavía siento su mirada en mí, me doy vuelta, la saludo con la mano y la puerta se cierra lentamente dejando detrás a la mujer de ojos verdes profundos que me sonrió y me dio la bienvenida con un cálido beso.


jueves, 25 de septiembre de 2008

QUE VA A SER DE TI LEJOS DE CASA… (Primicia)

Y finalmente dio señales de vida. Se había olvidado de nosotros, diría un pesimista; Se hizo rogar, dirían los estrategas; No debe entender una goma y está más perdido que turco en la neblina, diría un jocoso; Quién? Quién se fue?, diría un colgado… Sea como sea, el Eze arribó a buen puerto, y ya tenemos noticias de él. Manifestó que por problemas con la casilla de Hotmail no tiene a disposición sus direcciones de mails y pidió que retransmitiéramos
A continuación les transcribo su mail, en donde nos transcribe el mail que le mandara a sus viejos por una cuestión de celeridad procesal y la pertinente respuesta que ha recibido por dicha misiva por parte del integrante del grupo, Ferchum.

MAIL DE TESEO
Amigos: Còmo andan????????????? Les cuento que yo estoy muy bien, muy còmodo en mi "departamento" y con la gente. Me entiendo y me hago entender bien en francés. No les escribì hasta ahora porque no fue fàcil conseguir màquina, en realidad, estoy en la sala de profesores, usando la clave de un profesor, ya que todavìa no tengo la mìa. Y recién hoy tuve tiempo de sentarme a escribirles (estoy con varias cosas, pero sobre todo, el dìa termina temprano acà). Como hace casi una hora que estoy acà, si no se ofenden, transcribo el correo que acabo de mandar a mi familia, que es bastante largo y donde describo bastante bien còmo me està yendo.
Les mando un abrazo enorme, vamos a seguir en contacto, y si puedo entrar a los blogs poco a poco voy a ir mordiendo/chamuyando/parloteando.

Eze.

Hola!!!!!! Còmo andan???? Se habràn dado cuenta ya que mis correos estàn escritos de una forma un poco rara; lo que pasa es que, por un lado, el teclado es diferente, y por el otro, nuestra tilde casi no existe en francés (sòlo para la e, como ven). Asì que escribo como voy pudiendo.

Les cuento que ayer después de almorzar fui con el profesor a abrir la cuenta en el banco (me llevò al BNP, que es donde tiene cuenta él), a hacer el tràmite para obtener el permiso de residencia definitivo y a hacer compras. Tal como me habìan dicho, el supermercado es comparativamente mucho màs barato acà que allà.

En cuanto al comedor, como casi siempre ahì por varias razones. Por un lado, es una oportunidad para conocer a la gente y socializarme; ademàs, es mucho màs fàcil que cocinarme; aprovecho en la semana, porque el fin de semana està cerrado y tendré que cocinarme. Y ademàs, la comida es excelente, abundante, y regalada (incluso en pesos): 2,56 euros cada comida, que incluye entrada, plato principal, fruta, postre, bebida (les juro que ademàs de jarras con agua hay botellas de vino sobre las mesas), pan, café...Y TODO LIBRE. A la noche hay un solo plato, pero al mediodìa hay tres platos diferentes para elegir. Ayer cené unos sàndwiches de pan lactal con queso gratinado arriba y rellenos con jamòn y salsa blanca que estaban muy buenos. Hoy comì goulash con una papa. Por suerte sòlo habìa fruta, y no postre. Se ve que la gente no tiene mucho el hàbito de cuidarse; se ve gente gorda, pero no como en Estados Unidos, y a pesar de comer postres y demàs, veo que se come mucha verdura.

En cuanto a la cena del martes, le pedì a la camarera que el bife fuera a punto, pero estaba crudo por dentro. Charlando con otro profesor, me dijo que ellos lo comen asì, porque piensan que màs cocido serìa duro. Pero en el comedor se come muy bien; al menos el pollo de ayer al mediodìa estaba bueno.

Les voy contando de a poco todo lo que me voy acordando. Les escribo desde esta casilla, porque el sistema no me deja entrar a hotmail, ya que es una pàgina "no pedagògica". Necesito una clave para usar las computadoras, todavìa no tengo la mìa (uso la de cualquier profesor que me presta la suya). Cuando la tenga, iré a otra sala con computadoras, reservada a los alumnos, pero de uso libre, y tal vez ahì sì pueda usar hotmail. Pero por si acaso, sigan escribiéndome acà. Los fines de semana va a estar difìcil usar la compu, porque la escuela està cerrada y en Jonzac no hay cibercafés. De todos modos, salvo el pròximo, no creo que vaya a pasar acà muchos findes (en Burdeos, que es cerca, sì hay). En cuanto a hablar por Skype y usar la camarita, por ahora no puedo decirles nada; cuando tenga mi clave (hoy a la tarde la tendré) y vaya a la otra sala, les digo.

Ayer cerca de las 20 (15 para ustedes) intenté llamar a lo de Jime, pero no me pude comunicar. No les avisé por mensajito porque no estaba seguro de poder hablar. Hoy después de cenar les aviso y llamo. En las pròximas semanas habrà 2 posibiliades: sacar una tarjeta que da el banco, que es una mezcla de tarjeta de débito y tarjeta de teléfono, ya que uno la mete en la cabina (acà, al revés de allà, ya no existen los locutorios, y todo el mundo usa los teléfonos pùblicos, con tarjeta, como hace 10 anios o màs en Argentina) y al hablar se debita el monto de la cuenta. Y la otra posibilidad, bastante piola, es que ustedes compren tarjetas para llamar al exterior, y me llamen al fijo del instituto. Yo tendrìa que decirles qué decir para pedir por mì, me tendrìan que avisar cuando llaman, asì yo aviso en la secretarìa para que me pasen el llamado a la sala de profesores. Podemos acordar un horario por este medio. Y asì nos ahorramos el gasto de celular.

Les cuento algo que no les dije hasta ahora para no preocuparlos, pero ahora que està resuelto, les digo: cuando bajé del aviòn en Parìs, no encontré mi valija. Sì el bolso, pero no la valija. Hice la denuncia en AirFrance, que està asociada a AirEuropa, y me dijeron que era normal, averiguaron, y mi valija habìa quedado en Madrid. Tomaron mi denuncia, y me dieron un estuche con productos de perfumerìa, y hasta una remera que usé ayer. Me pidieron una direcciòn en Francia, para enviarme la valija. Finalmente, hoy a la maniana la recibì acà en el instituto. Lo màs llamativo es que yo avisé a la escuela desde Parìs lo que habìa pasado con la valija, y cuando llegué el profesor y varias personas màs estaban al tanto. Realmente es inceìble la diferencia en el ritmo de vida de los docentes acà y allà; parece que acà les sobra el tiempo, el profesor me acompaniò a hacer un montòn de cosas, y toda la gente se preocupa por uno y te ayuda. Varios se asombran de mi nivel de francés, y me entienden bien. Yo entiendo bastante, aunque me cuesta un poco màs.

Bueno, ya escribì un montòn, aunque seguramente me olvido de varias cosas.
Ah! Hoy cuando por fin pude ponerme el jean encontré en los bolsillos las notitas de saludo que dejò mamà!!! Muchas gracias!!!!!! Ya iré viendo si a medida que uso el resto de la ropa encuentro màs.

Hoy llega la asistente canadiense, supongo que serà mi mayor companìa. Si bien todo el mundo es muy atento y simpàtico, estoy bastante solo, pero no lo siento. Y aunque el fin de semana no haya nadie en la escuela (el internado tiene entrada propia, independiente del instituto), tendré mucho para hacer, e incluso voy a salir a la noche, solo, pero seguramente podré ir conociendo gente para sentarme a tomar algo.

Ademàs, quiero recorrer la ciudad, seguir viendo todos los tràmites que tengo que hacer, saber finalmente si hay o no un gimnasio, y salir a correr. Y voy a aprovechar el fin de semana, porque acà el dìa termina temprano (se cena a las 19, y a eso de las 20 ya està todo cerrado y empieza a oscurecer). Pero seguro que no me voy a aburrir, y mi profesor y otra profesora de espaniol ya me dijeron que en algùn momento van a invitarme a sus casas.

Creo que estoy escribiendo hace màs de 40 minutos. Voy a terminar, a la tarde los voy a llamar, y supongo que en adelante tendremos que discontinuar un poco las llamadas.

Espero que ustedes estén bien, que papà y mamà no hayan llorado mucho después de salir de Ezeiza. Y sobre todo que esté bien Joaco!!!!!!!!!! Cuando tengan fotos por favor màndenme.

Les mando un beso grande, hablamos y los quiero mucho!!!

Eze.


RESPUESTA DE FERCHUM A TESEO

Querido Eze: dada la ventaja que hemos descubierto con javi y ramon respecto a tu imposibilidad de abrir la casilla para mandarle mail a todo el grupo, y no teniendo otra chance salvo acudir a nosotros, hemos decidido que vamos a reenviarles tu mail pero con algunas modificaciones sutiles (como que te estás trasvistiendo para ganarte el pan). Además, entenderás que al resto no le importa que tus viejos te hayan dejado saluditos en los bolsillos de los pantalones, al margen de que la idea original, aunque un poco remasterizada por tu familia, fue la que tuvo bren de dejarte mensajitos enrolladitos en los calzones, pero que luego, temiendo que el mito los devorase, decidimos evitar ese tipo de saludos.
Ser ignorante no es malo, pero echarle la culpa a un pobre teclado… Y encima francés! No tenés perdón de dios. Ya te estaremos obsequiando un diccionario de ortografìa, y no editado por playboy precisamente. Solo te digo una cosa, los acentos me chupan, pero poneme la eñe (apretando ALT marcas 164 y soltas y por arte de magia aparece la letra hispanoamericana), no perdamos lo que nos identifica!
Acá ya se te extraña bastante, todavía no llegó el finde y sin embargo se nota tu ausencia. Me podés creer que casi no me sonó el celular?? salvo por un par de mensajes de texto que me mandaron en respuesta a algunos míos, y no muy extensivos que digamos, no recibí nada… bah, un llamado de una persona equivocada y 3 del 1611 invitándome a recargar 30 sopes para que me den sesenta… casi le respondo agradeciéndoles por acordarse de mí… imaginate…
Asi q finalmente te toca una asistente? Y canadiense! Ñam ñam… las canadienses son terribles, asi que rogá que no esté buena porque te va a chupar el espiritu, vas a volver flaquiiiiiiiiiiiiiito. Como? Que? Que no vas a volver? Vamos eze, aca tambien hay gulash y comida economica… bueno, no tan economica, pero hay comida… y cuidate, no acabes con los recursos de jonzac.
Tatu me dijo que está practican la palabra auchan para cuando vuelvas…
Che, rendis mas cuentas a tus viejos que una empresa seria al fisco… aflojá chabon!
Cuando dijiste lo de que asombró tu nivel de frances, fue para bien o para mal?
Nosotros también te queremos mucho eze!!!
Un abrazo grande y no dejes de visitar los blogs (ahí voy a subir tu mail y esta respuesta para que los que quieran decirte cosas puedan dejarlas en los comentarios así no saturan las casillas de los demás).

Ferchum (que lo más cercano que esté de Francia es comiéndose una croissant o un danete… cómo? El danete no viene de Francia?? Me cach’endié…)

PD: cuando puedas tirá la data acerca de la canadiense… y si querés del pueblo donde estas parando

martes, 23 de septiembre de 2008

Sí, somos porteñas, y qué???

Si de crónicas de viaje se trata, este blog no se puede negar que es un constante narrador. Y es que, al margen del gusto de retratar vivencias, los miembros del grupo son fanáticos de los viajes. Es denominador común la satisfacción de calzarse una mochila o un bolso a cuestas y recorrer, conocer, disfrutar, convivir y liberarse del agobiante ritmo de Buenos Aires. Viajes a Cuyo, el Noroeste, Europa, Israel, Francia, Cuba, Venezuela, Brasil, Chapadmalal o Pedro Morán a dos cuadras de la San Martín, son, entre otros, lugares escogidos para desahogarse y juntar esa bocanada de aire necesario para recuperar el impulso necesario que permita alcanzar la mitad o el fin de año.
Entre los lugares que se han escogido de modo recurrente por la gente del grupo resalta particularmente uno, colonial y candombero, que a un charco de distancia de Buenos Aires enseña un modo de vida completamente opuesto al de la Gran Metrópoli: Colonia del Sacramento, Uruguay.
En esta ocasión, la cronista Tatu Korman, ofrece una pincelada del inicio de un fin de semana largo vivido en el 2007 por las chicas del grupo en la hermosa ciudad de Colonia.

Sí, somos porteñas, y qué??? (1º parte)

Por Tutu Korman

¿¿Quién iba a imaginarlo?? En qué mente pensante entraría la idea de que se puede organizar un viaje de ocho mujeres con dos mails... ¡¡¡y unos ñoquis!!!


Todavía recuerdo aquella noche del 29 de julio en que el Grupo Pelle se reunió, como siempre, frente aun plato de comida y un buen vino. No es que estemos desnutridos o nuestras mamis no cocinen bien, simplemente, nos juntamos a comer, con la excusa de vernos, pero las salidas que no incluyen buena comida no tienen tanta convocatoria... aceptémoslo!!! Esta vez serían unos ñoquis con salsas caseras en lo de Bren y con la ayuda del maestro de cocina, Ernest. Quien les escribe se perdió la cena, pero llegó justo para el cafecito. Todavía me veo sentada en los escalones del living cuando escucho: “Tatuuuu, ¿¿venís a Colonia??” “Mmmmmm, perá que lo pienso” me dije. 1, 2... 3 segundos después: ¡¡dale Bren, vamos!!! Y así fue como todavía desconozco quien tuvo la maravillosa idea. Sólo sé que cuando me enteré, ya habían confirmado unas cuantas.

En fin, ¿¿quién iba a imaginarlo?? Con tres e-mails bastaron para irnos al exterior. Si pensaron que tomaríamos cafecitos en las tradicionales calles parisinas (como posiblemente haga Eze) se equivocan. Tampoco un café de Starbucks caminando por la 5ta. Avenida. Apenas si cruzábamos el charco y nos íbamos a Colonia, pero eso es en Uruguay, así que es exterior.


Una mañana fría de invierno nos encontró a unas cuantas en la puerta de Buquebus para comprar los pasajes. Cómo se llama el barco, a cuántos nudos va, a qué hora sale, cuánto cuesta, cuánto tarda??? Pobre vendedora, ser acosada así por cinco mujeres desesperadas. R, A, Z, N, S, Z, C, Z, Y, K, deletreó una voz tímida a cargo de ese pasaje tan complicado. Korman con K dijo otra. Zareba con Z y B .........Ojala esa pobre e inocente mujer no se haya suicidado esa tarde. Tengo mis dudas.

En fin, quien iba a imaginarlo?? Los mails consistieron en decidir qué llevar de ropa, de comida, sábanas o bolsa de dormir, cámara de fotos, shampoo, bla bla bla. Y allí estábamos, ese sábado a la mañana, listas para irnos. Con Vicky, nos fuimos en taxi hasta Puerto Madero. Vickyyy, ¿¿¿¿no trajiste bolso???? Le pregunté asombrada cuando se subió... si digo que su mochila de tercer grado era más grande que ese bolso, ¿¿me creen?? Bueno, comparado con otros bolsos, como el mío por ejemplo, todos eran chicos. Pasa que Vicky no tiene una madre judía, (no es una critica para Vicky, eh! Que no se malinterprete) pero todos los que tenemos madres y abuelas judías sabemos que un bolsito para tres días nunca es un “bolsito” literalmente, porque siempre hay que estar listo para todas las condiciones climáticas, incluyendo los climas de otros continentes porque... ¡nunca se sabe! Lo mismo con la plata que llevamos para mantenernos. Antes de salir: “Tomá, te doy unos pesitos más por si te quedás con hambre”.


Volviendo al tema que nos compete, allí nos encontró esa mañana de sábado a todas en el hall de Buquebus listas para mostrar los DNI, despachar los bolsos para viajar cómodas, pasar por la aduana, hacer una pequeña fila y subir al San Patricio que unos cincuenta minutos después nos dejaría del otro lado del charco.

El viaje fue rápido y movido pero por suerte se hizo aún más corto mientras veíamos y probábamos en el freeshop todos los perfumes y maquillajes que jamás podremos comprar. Al pisar tierra firme, quizás por la excitación de llegar, o las ganas de bajarse de ese barco, todas corrimos, saltamos y gritamos por la larga pasarela metálica que nos depositaba directamente frente a la cinta con nuestros bolsos. De ahí dos taxis a lo de Vicky: Río Negro y Varela. Si sacamos los hechos de que 1) tomamos dos taxis desde el mismo lugar de partida hasta el mismo lugar de llegada y nos costó uno más caro que el otro. 2) Vicky no tenía la llave de su casa y corrió dos cuadras hasta la casa de su tía para buscar la duplicada..., hasta ahí marchaba todo bien.

No voy a entrar en detalles de lo que fue acomodarse en la casa porque fue sencillo: tiramos los bolsos por ahí, y nuestros cuerpos cayeron desplomados sobre los colchones. Decidir quién dormía en las dos camas también fue fácil: en una Vicky por ser la dueña de la casa, y en la otra (la pegadita al baño) Vani, porque nadie puede ir tantas veces de noche al baño como ella.


Nuestro viaje a Colonia siguió o digamos “empezó” yendo al shopping a cambiar plata y al supermercado... y de paso, a comprar entradas para el recital de No Te Va a Gustar, que nos recomendó un amigo de Vicky. Nadie tenía ganas de ir al recital salvo dos personas, pero como podíamos hacer lo que queríamos, y el precio era la décima parte de lo que nos saldría en Caros Aires, le dimos para adelante.


A todo esto, ya eran como las tres de la tarde, y los estómagos ya crujían como tormenta eléctrica. Nuevamente en el depto y después de debatir largo y tendido qué lugar estaría abierto y cual no a esas horas de la tarde, nos fuimos a un “carrito” a comprar comida chatarra para comer en la casa. La mayoría optó por unas hamburguesas bien grandes y completas, que como buena imitación de Mc. Pato, incluía altísimos porcentajes de colesterol y grasa.


Vale confesar que la carne se veía rara, pero el hambre era más fuerte. Pero no es que había una hamburguesa rara. Eran todas raras. No vamos a criticar su inexistente espesor sino su aspecto crudo y rojizo. Creímos que no estaban del todo cocidas, por lo cual inauguramos la cocina y las pusimos en la plancha. Pasaban los minutos y el hambre era descomunal, también era descomunal el aspecto cada vez más crudo que adquirían esas fetas de carne. “Cuanto más al fuego, más crudo” diría Murphy. Finalmente las probamos y estaban cocidas, pero su estética dejaba mucho que desear, por lo cual llegamos a la conclusión de que no era carne, sino jamón, o algún rejunte barato de “sobras” que no queríamos saber de donde venían. Y así fue nuestro primer almuerzo en el exterior, el primero que nos tenía a todas juntas en una convivencia tan multitudinaria.

jueves, 18 de septiembre de 2008

El satánico Dr. Zequi (Genio del Dub)

Por cuestiones de cansancio físico, intelectual y espiritual, voy a dedicarle este breve comentario antes de que se hagan las doce y pase a ser mañana. Desde ya dejo planteado que si bien estas palabras que a continuación dedicaré no es todo lo que este muchacho se merece, es lo que, lamentablemente, hoy jueves 18 de septiembre siendo las 23.30 horas, hay. Por otra parte quiero dejar en claro que sé que pasaron cumpleaños desde la última vez que escribí, pero a no entristecerse, no es por otra razón que falta de tiempo o de musas que no le haya dedicado unas palabras. La ventaja de los cumpleaños, si es que realmente es una ventaja, es que se repiten a cada año. Aprovecho de paso para pedirles que, siempre y cuando no sea mucha molestia, empiecen a mandar o sigan mandando textos, que se agradecerán enormemente y muy gentilmente serán subidos en el momento oportuno.

El héroe del día de hoy es, ni más ni menos, que Zequi (también conocido como zequito, eche, abuelo, zequiñooo, etc.). Este vecino de la calle Quito, a la vuelta del Cinemark de Caballito, es un amigo que se supo ganar la confianza y el cariño de todos o casi todos los miembros del grupo. Si hay algo que amerita ser destacado por sobre todas sus demás virtudes es su actitud pacífica y simpática que se ve ratificada por el hecho de que no se le conozca una disputa con nadie, adoptando siempre una actitud humilde y buena onda.

De actitud más bien reservada, es un pibe que prefiere aprender que enseñar, oir que exponer, permanecer sentado que llamar la atención, sonreír que amargarse. Y por esto, y sus ausencias a veces prolongadas, genera un aura de misterio sobre lo que ocurre en su vida y todo lo que lo rodea. De hecho, no sorprende ya que un día sepamos que se encuentra aprendiendo a tocar la batería y un tiempo después estamos viéndolo debutar con su banda "Megamota", luciéndose con unos golpes sincronizados que marcan con precisión el ritmo a seguir.

Entre las cosas que velozmente voy a destacar en esta breve reseña que hago de este gran amigo son: su recordado viaje de un año a Israel (recuérdese que se pronuncia con ere no con erre) y la consiguiente pipa de la paz que se trajo de allá y que en ronda nos la fumamos frente al Buenos Aires Design (no me pregunte el nombre, no lo recuerdo, pero tenía un parecido con la palabra "anguila"); los campamentos en los que participaba como madrij; sus bailoteos en los partidos de fobal, despatarrando al rival que sale a marcarle; la corrección que realizaba a los profesores del colegio cuando leían su apellido; su fanatismo por todo lo que estuviera vinculado con la PC; las llamadas telefónicas diarias que realizara durante los primeros años del secundario a uno de los miembros del grupo, a FerchuM para ser más precisos, quien se encargaba de contabilizar la cantidad de llamados que anualmente recibía de este individuo; su risa graciosa; su fanatismo por Los Fabulosos Cadillacs y, en segundo lugar, el resto de la música en general; sus manos resecas de anciano que siempre fueron objeto de atención, más si se tienen en cuenta sus pulgares mágicos que alcanzan a tocar las muñecas de la misma extremidad.

Anécdotas hay muchas, pero el que escribe está sufriendo severos parpadeos que amenazan su lucidez, por lo que me apresuro a arribar al final. En conclusión, por ser Zequi un gran amigo, le dedicamos este posteo y le deseamos un muy feliz cumpleaños.


Zequi se prepara un panqueque en la última Panquequeada que organizara Tatu, celebrada el 13 de septiembre de 2008. Su rostro denota su eterna alegría y camaradería. Su pulgar hacia arriba lo confirma. En el fondo, Vicky intenta robar cámara fingiendo una actitud "cassual".

sábado, 13 de septiembre de 2008

Vani y su costumbre del opio. Fonema Ye

Seguía cosechando éxitos. Sus textos se vendían como pan caliente, y esa fue la razón por la cual se decidió a hacer cosas más arriesgadas. Pese a los reclamos de historias simples, sin rebusques, Vanina apostó a lo difícil, a lo poco común. Ese mercado al que nadie entra a comprar, ni siquiera a echar un vistazo. Sus logros se lo permitían, y no se iba a quedar con las ganas.
Esta vez, incentivada por la letra "Orozco" de Gieco, escribiría un texto con palabras que tuvieran el fonema ye.
Sin embargo, y sólo por las dudas, decidió que su relato sería breve para ver el modo en que impactaría en su audiencia.


Ya llegaron las vacaciones
por Vanina

Ayer yo estaba sentada en la playa con Yamila, debajo de una sombrilla amarilla. Las dos vestíamos mallas. La mía tenía dibujos a rayas y la de Yamila, yoyos. Como se nos había terminado la yerba, fuimos al mar a darnos un chapuzón. Pero una ola arrastró a Yamila, quien yacía en la orilla llorando.
Fui a pedir ayuda a Yayo que estaba practicando judo en un yate. Entonces, Yayo y yo la llevamos al hospital porque Yamila no paraba de llorar.
El médico de apellido Llanés, le puso una inyección en la rodilla ya que tenía una ampolla. Luego, le colocó un yeso.
Por un tiempo no volvimos a la playa. Fuimos al arroyo en llamas y yeguas y todos juntos cantamos una payada detrás de los yuyos. Pero como comenzó a llover, fuimos a la casa de Yanina. Al llegar, ella no encontraba la llave. Por suerte estaba su madre Yolanda con su yerno jugando a la rayuela, quien nos abrió la puerta y nos invitó a comer un pollo relleno con yemas y mayonesa. De yapa, yogur.

Los Excavadores y el arte patafísico

Tras los cientos miles de pedidos exigiendo que se volviera a publicar algo de la exitosa escritora del blog, la nona Vanina, no me quedó otra opción que comunicarme con ella para acordar al menos una publicación más, y de ese modo aplacar la furia de sus seguidores, que ya habían amenazado con incendiar la internet si no aparecían nuevos relatos.

Recostada en un sofá cómodo, con nubes de humo de opio rodeándola, y bajo un manto de sonidos instrumentales mezcla de música hindú y de Backstreet Boys, me murmuró que tenía el texto nuevo. Confesó que estaba incursionando en el arte de un movimiento cultural francés de la segunda mitad del siglo XX vinculado al surrealismo, llamado patafísica. Explicó que se basa en el principio de la unidad de los opuestos, y se vuelve un medio de descripción de un universo complementario, constituído de excepciones. "Todo es anormalidad, me indicó mientras sostenía una copa con Dr. Lemon y media frambuesa flotando en su interior, donde la regla es la excepción de la excepción. La regla es lo extraordinario, y eso explica y justifica la existencia de la anormalidad".

Le sonreí. No pude hacer más que eso. Me dio un par de explicaciones más como que la patafísica naturaliza lo extraño, elogia a la curiosidad y se dedica al estudio del detalle. Incorpora el humor y el horror: lo hace a través de la parodia del género, la hipérbole, la persistencia, las conductas indecorosas e irrelevantes (conductas que no son ejemplares), personajes obsesivos, raros, que cumplen funciones raras. Y rematando su explicación me dijo: "Es una mirada esperpéntica, deforma el panorama hasta poder espejar la horma social que nos deforma a nosotros mismos", e inmediatamente se durmió. Sobre la mesa yacía un manuscrito manchado con sopa de matzá. Asumí que era el pedido que le hiciera vía telefónica. A continuación el relato patafísico de Vanina.



Los excavadores

por Vanina


He tenido y tengo siempre la posibilidad de mantener relaciones muy interesantes con esos excavadores profesionales que se encuentran en todas partes.

Según nuestras observaciones, un excavador (en latín excavaditus) no es un asqueroso, sucio, inmundo y repulsivo espécimen, como lo afirma la opinión común, sino que es un ser con hábitos especiales y que sin lugar a dudas se adaptaría perfectamente sino se lo tratara de manera despectiva y repugnante.

Pueden vivir en una gran variedad de ambientes, pero su hábitat más usual son los autos, colectivos, trenes, subtes. Siempre trata de excavar disimuladamente sin que se lo vea pero igualmente sabe que todos los que los rodean lo están mirando en forma asquerosa y nauseabunda, cuyas arcadas aumentan a medida que la excavación es más honda y prolongada.

Sus costumbres son singulares, entre la que se destaca su gran oficio de artesano ya que el excavador es muy ágil con sus manos. Suele hacer bolitas de diferentes tamaños (dependiendo de la magnitud de la excavación) con la materia prima que obtienen, luego de llevar su dedo (en general el índice) hacia su orifico nasal. El color del fruto obtenido pertenece a la gama de los verdes, variando entre el más claro y el más oscuro dependiendo si el espécimen se encuentre o no con un estado gripal. Esto también determina el estado de agregación de lo excavado, que puede consistir en una gran solidez o ser terriblemente líquido. En ese caso, se necesitará la ayuda de un pañuelo o alguna otra superficie suave.

Existen dos clases de excavaditus: por un lado, los que disfrutan haciendo gran cantidad de artesanías con sus dedos, girándolos en círculo para darle al producto en plena elaboración, la forma de una bolita, y por el otro, los que excavan y no realizan un largo proceso artesanal, desasiéndose de lo encontrado rápidamente con la ayuda de su pantalón o de su butaca (en el caso de que estén sentados en un medio de transporte).

El principal fin de un excavador es construir una relación más cercana y amistosa con el órgano mayor de su sistema nervioso, el cerebro, la cual será más fuerte cuanta mayor sea la profundidad que alcance con su dedo índice.

Esta especie se sitúa entre las más numerosas ya que no existe ningún ser que alguna vez no haya practicado una excavación. De esta forma su reproducción aumenta día a día, siendo su extinción prácticamente imposible.

sábado, 6 de septiembre de 2008

Lo llaman tori, tori, tori tó, toritó, es el coche de Ernesto-ó

Las voces invisibles comentan que en determinadas noches oscuras del año se escucha bravear por las calles porteñas a un ser mitológico, alma de toro domesticado y cuerpo de automóvil indómito. Pocos son los que se atreven a acercarse a las ventanas al sentir su bramido, mezcla de bufido y ronroneo, razón por la cual son contados con los dedos de un manco los que conocen las apariencias de esta máquina brutal parida del mismísimo infierno de las llamas de un horno de fábrica automotriz. Sin embargo, sería tan injusto negar su legendario andar a este ser/cosa por su nacimiento vulgar del mismo modo que lo sería negar a Beethoven, Mozart y Pichuco su condición de magos de la música sólo por haber tenido una madre que los parió.

Cierto es que algunos pueden ver en el auto de Ernest, el ruso Salzman, un mero Renault 21 Nevada sucio y destartalado, pero eso es justamente lo que pretende con su imagen, engañar a los ávidos de realidad, a los obtusos de mente que se jactan de sabedores y se niegan a conocer los secretos del alma de lo que los rodea, además de cometer el absurdo de justificar sus posturas con palabras y frases socialmente preestablecidas por otros tantos imbéciles negadores de lo que a veces no es tan factible que los ojos adviertan, al decir "Eso es mentira" o "Salí de tu mundo de fantasía, pelotudo".

Sin embargo, no caben dudas que aquellos que lo menosprecian nunca merecerán dar un paseo en la tan mentada fiera motriz, condenándose de por vida a viajes de comodidad, facha y poca emoción, en autos como minicoopers, fords ka, corsas y twingos.

En la vereda de enfrente, nos encontramos los que nos negamos a caer en meras decodificaciones de lo que los sentidos captan, y somos en consecuencia aquellos que no podemos dejar de apreciar al Torito, incuestionable rey de las calles que conducen de Caballito a Flores y viceversa, tal como debería entendérselo. Sabemos que no es un auto cualquiera, ni es el auto fantástico, pero tiene una magia adrenalínica y un respeto por sus viajeros que son custodiados desde que entran hasta el momento en que salen, e inclusive un tiempo después, guiados por un aura que el vehículo otorga a los que ve como amigos.

Si bien, como dijimos, su origen fue una línea de montaje de vaya uno a saber qué país subdesarrollado, el Torito se formó y educó a través de las hábiles manos del conductor designado (que se embriagaba de todos modos), Ernest. Su manejo precoz, al sacar el registro de conducir, generó los primeros intentos de doma del vehículo, que embravecido se retobaba y apagaba el motor, o encorvaba su chasis en cada badén y lomada de burro que apareciera en el camino. Inclusive, hay quienes comentan haberlo visto participar junto a su conductor en el Festival de Doma y Folklore de Jesús María, precisamente en doma, pese al buen nivel folklórico del hábil guitarrista Ernesto. Pero nada de esto consta en nuestros registros, y nos genera incluso ciertas sospechas, dado que al preguntársele al Ruso en plena visita a la Expo Vinos y Bodegas 07, sobre la veracidad de todo esto, su respuesta nos dejó sin aliento (en todo sentido): "¿Festival de Jesús María? No, si yo no estoy ni bautizado... A ver, sí, sí, ese, llename la copa con ese Malbec...".

El Torito nunca fue un rodado metrosexual, sino más bien todo lo contrario. Su imagen nunca llamó la atención sino por su cercanía a la destrucción absoluta. Con el vidrio astillado y amenazando constantemente con quebrarse de manera definitiva, sin el espejito de la derecha, con los cinturones de seguridad sin poder sujetarse a ningún lado, la bola de la palanca de cambios rodando por el interior del vehículo, la puerta del conductor sin posibilidad alguna de ser abierta, y las demás rogando que se mantengan cerradas, fueron y son algunos de los rasgos distintivos de esta bestia del asfalto y el empedrado porteño.

Su andar sostuvo deportistas, ebrios, enamorados, conquistadores de la noche y hombres románticos con sus manos vacías; escuchó cánticos alentándolo, súplicas para que no se quedara a mitad de camino, pedidos de coima de algún policía avivado (recuérdese la mala suerte del amigo Salzman en este asunto), y en alguna época hasta llegó a escuchar música de pasacassette, pero ya no quedan ni recuerdos de aquellos tiempos.

El auto que, según la encuesta de unas semanas atrás, eligió el Grupo para las salidas, no deja de ser, al igual que el quincho de los melli, o la casa de los superpanqueques de la abuela de Tatu, o el bulo del Ruso, o la casita con molino en Chapadmalal de Bacacay, o el cd con la discografía de Paco de Lucía del Siena, algunos de los tantos íconos que representan al grupo, y que si no están se los extraña. El Torito, por ser auto, es una cosa, pero también es un conjunto de historias, de anécdotas, de vivencias. Concentra entre sus cinco puertas alegrías, tristezas, temores y juerga alocada. Es un símbolo de la unión y la amistad, de un viaje hacia una noche que tal vez nunca exista en donde lo más vil y payasezco de la sociedad se quede con las manos vacías, mientras que a los Hombres Sensibles se les cumplen los sueños que siempre reiteran cada vez que pasa un tren.

Por todo esto, el Torito, guardián de las esperanzas, monstruo de fierro que protege las noches de truco, los chivos asados y los acercamientos a los bailongos de la ciudad, dándonos siempre la cachetada griguoliana antes de entrar a la cancha, es mucho más que un medio de transporte, es un compañero.

martes, 2 de septiembre de 2008

Los juguetes de papá y mamá

Siempre lo dije: el arte aflora por doquier. Está en todas partes. El asunto que a muchos les cuesta entender es que nosotros somos arte. Es decir, ya no solo estamos imbuidos en él, sino que nos movemos, nos vestimos, nos pensamos, siempre dentro de una corriente artística.

Y como es de esperarse, dado que estamos siempre en constante contacto con el dibujo, la pintura, la música, las palabras, el movimiento, la escultura, la actuación, nos convertimos irremediablemente en creadores, soñadores, mentirosos con estilo o sin estilo, en artistas por naturaleza.

Algo de todo esto debió ocurrirle a la nona de renombre, Vanina, quien en un arrebato de inspiración, que algunos siniestros acusan que se debió a un trabajo práctico que debía presentar para una materia de la facultad, sacó a relucir sus dotes literarios y dio a luz el relato que a continuación se transcribe.

Lo bueno de todo esto es que de a poco, casi pidiendo permiso, nos vamos mostrando en nuestra condición de artistas. En general no es sencillo. Ser artista implica compartir el alma, y no todos están dispuestos a afrontar ese reto. Un aplauso a Vani que se animó a brindar una parte de su faceta no tan conocida.



LOS JUGUETES DE PAPA Y MAMA

por Vanina


Martina vivía con sus padres en Barrio Norte. Era una niña muy hermosa con enormes ojos verdes y una cabellera rubia y lacia que se asemejaba a la de su muñeca barbie, con quien dormía todas las noches y a la que siempre llevaba a todas partes.

Martina estaba en cuarto grado del colegio “Saint George” al que sus padres la enviaron por el prestigio y la disciplina que representaba dicha institución. Martina era una chica muy estudiosa y un poco tímida, pero en ocasiones tenía algunos ataques de rebeldía que la llevaban a destruir todo aquello que encontraba en su camino. En la escuela ya había roto dos computadoras y una ventana. Eran ataques de furia y rencor que le carcomían la piel y la llevaban a actuar impulsivamente, deshaciéndose de todo lo que tuviera a su alcance. Y lo más extraño era que esos momentos de cólera nunca eran previsibles, puesto que la tranquilidad que gozaba la mayor parte del tiempo esta adorable niñita, no tenía ningún tipo de relación con esos arranques malvados y destructivos que en ocasiones se le adjudicaban. Lo que sucedía en esos irascibles enojos, que iban acompañados por gran cantidad de muecas que hacía con su cara, era algo similar a una transformación ya que parecía ponerse de repente en la piel de “Rambo” o “Terminator". Era cómo si en esos momentos recordaba algo que la había enfurecido y que la llevaban a actuar de esa manera.

Todavía hoy recuerdo ese episodio en el que Martina estaba sentada en la sala de computación con su mirada pérdida como si tratara de alcanzar con sus grandes ojos verdes un solitario y recóndito horizonte, cuando de pronto tomó el paraguas de la maestra René y rompió los monitores de dos computadoras. Con la ventana sucedió algo parecido. Martina estaba sentada en el aula callada y copiando las multiplicaciones que René estaba explicando, cuando de repente se levantó muy rápidamente, tomó el borrador que se encontraba junto al pizarrón y lo golpeó contra la ventana, rompiéndola en trece pedazos. En ambas ocasiones la directora había llamado a sus padres para comunicarles que Martina había sido castigada con dos días de suspensión por los disturbios y destrucciones que había realizado en la escuela. Además, la directora les aconsejó a los padres que conversaran con Martina porque si continuaba con dichas actitudes, iba a ser expulsada del establecimiento.

Sin embargo, los padres de la niña no entendían la forma de actuar de su hermosa, estudiosa y tranquila hija querida, como siempre la definían. Hablaron con ella y le explicaron que no tenía que romper más cosas porque costaban mucho dinero y además la directora se iba a volver a enojar y la expulsaría. Finalmente, Martina regresó a la escuela luego de sus dos días de suspensión. Ese era el último día de clases y Martina se comportó correctamente, tras la advertencia de sus padres.

Martina regresó a su casa dispuesta a disfrutar de unas magníficas vacaciones, pero sobre todo de una feliz y divertida Navidad, que no sabía por qué, pero tenía el presentimiento de que ese año sería inolvidable.

Martina era una niña muy malcriada, tal vez por ser hija única. Siempre le daban todos los gustos. Pero en lo que más la complacían sus padres era en la enorme cantidad de juguetes que le regalaban. A tal punto que la niña tenía especialmente designado un cuarto donde sólo guardaba todo lo que sus generosos padres le obsequiaban, sobre todo en Navidad.

En esa lluviosa pero muy calurosa mañana de Navidad, el alto y decorado árbol estaba rodeado de regalos de diferentes tamaños envueltos en brillosos y coloridos papeles que llamaron la atención de Martina, quien sin ningún tipo de preámbulos comenzó a abrir desaforadamente cada uno de los obsequios. Al abrir el primero, se encontró con un juego que consistía en armar crucigramas en el menor tiempo posible. El segundo era una muñeca que caminaba sola, el tercero consistía en un tranvía que hacía el sonido “chucu chucu”. Y así sucesivamente continuó despellejando los regalos con todas sus fuerzas y hasta con una actitud semejante a la de sus ataques en la escuela, ya que lo hacía con gran furia, en forma desesperada, exasperada, como si nunca hubiera recibido un obsequio. Cuando llegó al quinto presente, Martina se sentía exhausta, sofocada, le faltaba el aire.

Ahora que me pongo a recordar esa mañana de Navidad, pienso en cómo nadie se dio cuenta de lo que estaba por acontecer, de la catástrofe venidera, que anunciaba su triste y determinante final. ¡Ah!, sí, ahora que lo pienso una de las feas y antipáticas tías de Martina que miraba anonadada la pasión con que la niña devoraba cada uno de esos envoltorios, le aconsejó a su madre que le trajera un vaso de agua porque la notaba sedienta y agotada. Pero la madre de Martina afirmó que se debía a la infinita sorpresa y alegría que corría por la venas de su niña debido a todos los regalos que tenía frente a ella y con los que pronto se pondría a jugar.

Martina siguió y siguió maravillándose con todo lo que descubría dentro de los paquetes, hasta que llegó al último. Era el número trece. Martina comenzó a sentir un intenso ardor en su cara, la cual experimentó todos lo colores del arco iris. Su cuerpo nadaba en sudor, sus enormes ojos verdes se achicaban cada vez más, su pelo rubio se oscurecía lentamente.

Martina se acostó debajo del árbol rodeada de todos sus juguetes y cerró los ojos. La madre dijo con una voz dulce y feliz por la alegría de su hija: ¡Pobrecita!… ¡Parece que la emoción la dejó de cama!

Me acerqué lentamente a Martina, temiendo lo peor, rezando en mi interior para que lo que estaba a punto de descubrir no sucediera. Pero ya nada se podía hacer.

Martina se hallaba acostada con sus manos cruzadas a la altura de su cintura, rodeada de flores y acompañada por sus trece familiares, que ni en el día de su entierro dejaron de obsequiarle unos hermosos y divertidos juguetes.