Nueva portada
La obra es en papel A4 borrador del laburo (detrás hay un proveído que el juez nunca firmó), y la pintura es a base de lapicera negra parker, birome bic negra y liquid paper gastado.
Téngase en cuenta al momento de la crítica que este miembro del grupo carece de conocimientos de dibujo, de caricatura, de perspectiva, de arquitectura, de filosofía, de política, de negocios... resumamos en la idea de que carece de conocimientos en general.
Por otra parte, si ud. es miembro del grupo y no se encuentra en el dibujo no implica que haya sido olvidado, sino que es cuestión tal vez de abrir un poco la imaginación y pensar: "mmm... ¿ese seré yo?"
lunes, 25 de agosto de 2008
Y nació nomás...
jueves, 21 de agosto de 2008
Las Crónicas de Cuyo: Cometas en San Juan
Se lo agradecí y prometí analizar lo que había en su interior. Me miró a los ojos, me gritó “conchudo” y se fue corriendo. A veces es difícil entender las acciones de Teseo.
En el interior del sobre reposaba la salvación del blog, el primer texto que no era de la autoría del administrador. ¡Y estaba firmado no por un miembro del grupo, sino por dos!
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Los tres viajeros estaban saliendo de la localidad de Barreal, al oeste de San Juan, después de pasar tres días excelentes, con buen tiempo, muy lindos paisajes, excursiones muy interesantes, cenas abundantes de la mano del Ruso, e incluso la experiencia de estar al filo de la muerte (según Ferchum y Salzman). Teseo, fiel a la profunda religiosidad y arrebato místico que experimentó durante el periplo cuyano, repetía sin cesar la frase “dei nobiscum sunt”, que significa “los dioses están con nosotros”. El Ruso, por su parte, se ufanaba (sin evocar los cielos ni las deidades inmortales) diciendo “estamos como queremos”. Ferchum, por su parte, estaba como quería (lo cual supone que quería estar mucho tiempo en el baño), y fotografiaba y filmaba todo aquello que podía.
Policía: “¿Sabías que no estás autorizado a conducir? Te vamos a tener que sacar el auto…”
Ruso: “Pero si mi amigo está autorizado, él estando presente me autoriza… ¿no puede seguir conduciendo él?”
P: “Y no… porque la cédula está vencida…”
R: “Pero nosotros teníamos entendido que podíamos, y de última él estando presente...” (el ruso es interrumpido)
P: “Mirá… acá es así, si no tenés la cédula no podés conducir, aparte, la cédula de tu amigo está vencida… llamámelo a tu amigo”.
Teseo: “Sí, oficial, me dijo mi amigo que necesita hablar conmigo”.
Policía: “Sí, porque vos tenés la tarjeta verde vencida, ¿viste?”
T: “Sí, lo sé, pero estoy autorizado por ante Escribano Público para manejar...”
P: “Claro, pero lo que pasa es que este auto es un bien ganancial...”
T: “Sí, yo ya sé que es un bien ganancial...”
P: “Claro, eso quiere decir que esta tarjeta no vence para tu papá y para tu mamá, pero para los demás sí. Entonces, cuando tu papá y tu mamá se separan, se abre la sucesión (se ve que para el uniformado en cuestión que los padres se separaran equivalía a la muerte) y ahí deciden si quieren vendértelo, dárselo a alguien o qué hacer. Igual vos, este Martín, Jimena y Juan Manuel pueden manejar, pero el vago (señalando al Ruso) no. Así que yo te sugiero que el vago maneje, pero cuando se acerquen a un paso, lo agarrés vos al auto, ¿no?”
T: “Está bien, sí, haremos eso, lo manejamos los dos, pero cuando veamos que hay control policial, lo manejo yo”
P: “Sí, pero...a ver, peráme un segundo...”
Durante su discurso vago y contradictorio el policía llena un papel rosa, pregunta al Ruso sus datos y escribe algo. “Te vamos a tener que hacer una atención porque vos no podés andar en el auto”.
El oficial sale de la garita, Teseo y el Ruso se miran, esperan, no hablan pero saben que están pensando lo mismo. Al rato vuelve el policía con el papel rosa y le pide al Ruso que lo firme, manifestando su dirección y demás datos.
El Ruso, ya experimentado en firmar “actas de constatación” (como la que firmó en Córdoba por no tener encendidas las luces bajas), hace lo propio con el nuevo documento. Luego, esperando que el policía le comente que podía ser culpado por reincidente, pregunta:
Ruso: “¿Y ahora qué tenemos que hacer?”
P: “Mirá, te hice una multa por andar sin cinturón de seguridad, porque si hacía lo que hay que hacer cuando maneja alguien no autorizado, te tenía que retener el auto y llevarlo hasta Barreal, y lo tenías que ir a buscar ahí...”
En ese instante, lo único que pasó por la cabeza del ingenuo creyente en la justicia fue:
R: “Pero yo andaba con el cinturón puesto...”
El Ruso inocentemente pensó que el tipo le estaba haciendo un favor, hasta que leyó que no era un acta de constatación, sino una infracción… había que pagar… con lo cual, medio resignado, preguntó:
R: “Y pero… ¿cuánto seria la multa?”
P: “Y...a ver, se mide en litros de nasta, ¿viste? Son cincuenta litros de nasta, esta multa. A ver, decíme, Pantera, ¿cuánto está el litro de nasta...?”
Oficial Pantera: “Y...creo que 3,25, má’ o meno’”
P: “Tonce, esto da...serían...”
Teseo: “Alrededor de 150 pesos...”
P: “Y… si no te tenía que sacar el auto...”
El Ruso, francamente desconcertado, sin saber si agradecer o sacarle el arma al policía y matarlos a todos a tiros, estuvo a punto de preguntar: “¿Y no me podía hacer una multa mas barata…?” Recordó que la de la luz baja ya la tenía, y que quizás la multa por andar alcoholizado o por superar la velocidad máxima eran incluso más caras.
Rápidamente sintió vergüenza de sí mismo por tal pensamiento: “¿Podés ser tan boludo? Mirá si estos cabezas con armas nos van a estar haciendo un favor…”; entendió que los tenían donde querían, que para la ley los tres amigos eran inocentes hasta que él firmó la infracción… ese policía los había condenado.
T: “¿Entonces tenemos que ir a pagar? ¿Y cómo pagamos? ¿Nos dan la boleta acá? ¿No tenemos que ir a defendernos o algo?”
P (al Ruso): “Claro, tonce, vos tené que ir al Juzgado, pa’ defenderte, y ahí te van a dar para pagar. Esto es así: el 50% va para Rentas de San Juan, y el otro 50 va para la policía de San Juan” –Nuevamente le brillaron los ojos. “Así que en el Juzgado te van a dar dos boletas, pagás las dos y listo... El asunto es que si no lo pagás, no vas a poder salir de la provincia, ¿viste?...”
R: “Está bien, nosotros vamos a ir al Juzgado cuando corresponda, y vamos a pagar, entonces...”
El Ruso y Teseo se miraron cómplices… todo estaba dicho.
P: “Bueno, pero fijáte que tenés que ir antes de salir de San Juan, porque si te para la policía no vas a poder salir...”
T: “Bueno, está, vamos a ir el martes al Juzgado, vamos a volver de Valle Fértil y vamos al Juzgado y pagamos. Listo, entonces, ¿no...?”
P: “Sí, bueno, pero no dejés de ir, ¡eh! Mirá que yo esto lo informo...y si te paran de vuelta...”
R: “Sí, quédese tranquilo, nosotros vamos al Juzgado y resolvemos el asunto”.
T: “Sí, vamos a hacer eso, vamos a Calingasta y pagamos. Listo, entonces”
El Ruso Salzman, infractor por naturaleza, muestra con despiadada alegría sus dos trofeos de ruta, la advertencia cordobesa por un lado y la infracción expedida por la bondadosa policía de Calingasta por el otro. "Con estas mierdas rositas no me van a amedrentar" bramó mientras con sus dedos sobre la boca hacía pedorreta a los canas.
martes, 12 de agosto de 2008
Las Crónicas de Cuyo: El Valle de la Luna, el Talampaya y la sarna
Retomando, los muchachos habían decidido no perder demasiado tiempo, dado que acababan de entrar en una etapa del viaje de carácter vertiginosa, donde la angustia del final de la travesía ya se comenzaba a sentir, y acordaron que al día siguiente viajarían temprano hacia los parques nacional y provincial. Sabían que para despertarse no iban a necesitar de despertadores ni ayudas de alarma de celular. El frío de las primeras horas de la mañana, el más cruel que FerchuM lograra recordar, los despertaría a tiempo. Y así ocurrió.
Fue precisamente luego de haber desayunado, en plena pugna psicológica para ver quién sería el primero en ofrecerse a lavar los utensilios bajo el agua fría de una canilla cercana, que el Ruso encontró el detalle que lo salvaría de cualquier intento mandón: unas marcas en sus manos que, según confesó, generaba picazón. Su diagnóstico fue contundente: sarna. De más está decir que inmediatamente salieron a relucir los chistes fáciles de Teseo como “sarna con gusto no pica” y similares, los cuales no alegraron en lo más mínimo al consternado Ernesto. FerchuM que se paseaba contento con su cámara de fotos reflex canon, último chiche que había surgido en el mercado, se vio más que desilusionado cuando el poco fotogénico Salzman, luego de pedirle que le sacara una foto, le indicó que lo hiciera únicamente de sus manos, y con zoom incluido. Las razones de su petición giraban en la intención de cerciorarse de la existencia de la bacteria de la sarna en sus manos, y todo indicaba que la visita al médico era inminente.
Efectivamente, pese a que la idea era rumbear hacia el parque provincial Ischigualasto y al parque Nacional Talampaya a las nueve de la mañana como a más tardar, las demoras en el hospital produjeron un atraso de una hora, y por lo tanto, lo que habían ganado de tiempo al salir velozmente del camping, lo habían perdido en la dulce espera a que el Ruso fuera atendido. Afortunadamente, los conocimientos del cuasi doctor Salzman permitieron realizar los contactos internos en el hospital de Valle Fértil y fue atendido a una brevedad insólita en comparación a lo que se está acostumbrado a esperar para ser atendido en un hospital/sanatorio cualquiera.
En la espera, Ernest le contó al enfermero con el que dialogara a fin de conseguir el privilegio en la guardia que se encontraba parando en el camping de Morales.
-Ah, del gordo puto… Ojo con ese que dicen que se mete en la carpa de los chicos -dijo riendo, y a continuación agregó:- No, es un tipazo, un tipazo, decile que dije que es un gordo puto, ¡eh!
La médica de turno, en un diagnóstico criticable manifestó que se trataba de una alergia e hizo entrega de la medicación que consideró pertinente y una receta para una crema dermatológica. Con eso, pese a no coincidir con el diagnóstico, Ernest se quedó tranquilo, y pudieron seguir el viaje.
No se sabe a ciencia cierta qué medicación se le suministró al querido Ruso, pero lo cierto es que el recorrido dentro del Parque Provincial Ischigualasto, también conocido como el Valle de la Luna, lo hizo en un preocupante letargo del que únicamente salía al solo efecto de ver la parada en cuestión: el gusano, el valle pintado, el campo de bochas, el submarino. FerchuM y Teseo, por su parte, se encargaban de registrar por todo tipo de medio (fotográfico o audiovisual), lo que sus ojos veían.
Al finalizar el recorrido por Ischigualasto viajaron al parque contiguo, el Parque Nacional Talampaya. Llegar no fue sencillo. Existe una gran distancia entre la entrada al parque y la Administración del mismo, desde donde salen las excursiones. En una casilla previa les cobraron el acceso al parque que por ser estudiantes les costó $4, y luego se dirigieron a contratar las excursiones que ofrecen a los turistas. Si bien existen varias opciones, el monto mínimo era el paquete de $25 que incluía dos paradas, le seguía el de $45 que incluía cuatro paradas y finalmente el de $70, que además de las cuatro paradas incluía una caminata. Debido al horario en que arribaron los agotados aventureros y la escasez monetaria, resolvieron aceptar la excursión de $25, y alrededor de una hora después eran los únicos que habían contratado la excursión, teniendo un guía exclusivo para preguntarle lo que quisieran. Las paradas que realizaron fueron dos. Por un lado conocieron el Jardín Botánico, donde pudieron ver la vegetación que predomina en el parque, la chimenea, que es un efecto que la erosión produjo en las rocas milenarias, permitiendo que la retractación de sonido desde dicho lugar genere un eco capaz de oírse hasta cuatro veces, y por otra parte, conocieron la parada conocida como las catedrales góticas, en donde Teseo, en un arrebato religioso, arrodillóse de espaldas a la magnífica forma y unió las palmas de sus manos, tal como puede apreciarse en la imagen que este blog se ha encargado de difundir. Se desconoce si realizó plegarias o súplicas o si simplemente agradeció. Solo es seguro que no pidió perdón.
La vuelta a Valle Fértil fue lo más adrenalínico de la jornada. El día había pasado a un ritmo pavoroso, el mediodía había sido superado gracias a un par de sándwiches de atún y las aceitunas de San Juan capital, y ya el sol comenzaba a caer. Pronto los viajeros se enfrentarían nuevamente a la ruta oscura y por qué no a algún que otro chivo endiablado. Pero no fue eso lo que mayor julepe les diera sino el comentario tranquilo de Teseo, estando al volante: “Che, no sabía que íbamos a hacer tantos kilómetros, y miren la aguja de la nafta, está por alcanzar el cero”. Quince minutos después de estas palabras recién estaban pasando la entrada al Parque Nacional Talampaya. De manera que quedaban aún unos cuántos kilómetros por delante, y la casi certeza de que no encontrarían surtidores sino recién en Valle Fértil.
Apagaron la radio para evitar el consumo de la batería, redujeron la velocidad a 80 kms/h y cruzaron los dedos. Aprendieron el Padre Nuestro, recitaron fragmentos del Corán y estuvieron tentados de bailar el Hava Nagila con tal de llegar. Los últimos kilómetros fueron agónicos, como lo es un final de un partido que se va ganando por un gol y los ataques son siempre del equipo contrario. El cero ya había dejado de ser marcado hacía rato y sólo faltaba que se encendiera la lucecita verde del tablero para derrumbar las pocas esperanzas que quedaban en el auto.
Pero el vehículo, en un final heroico, no solo alcanzó Valle Fértil sin encender la famosa luz del peligro sino que además aguantó hasta el arribo a la estación del ACA, lo cual no fue sencillo, y dieron un par de vueltas de más por las calles del poblado para encontrarla. Y no obstante, véase el pensamiento gasolero de los tres muchachos, que pese a saber que el auto estaba próximo a morir de sed, se tomaron el tupé de dudar si convenía cargar en dicha estación, dado que el precio de la nafta era elevadísimo en comparación a estaciones de servicios de la misma empresa en otras localidades. El que comenta la anécdota realizó las averiguaciones pertinentes que lograran explicar las razones del exacerbado monto, y se enteró que la razón gira en torno a que dicha estación del Automóvil Club Argentino se encuentra alquilada, y por lo tanto no mantiene los mismos precios que las demás estaciones del país. Pero éste es sólo un dato menor, como para tenerlo en cuenta, y nada más.
El ruso Salzman yace aletargado por el empastillamiento producto de la cura de su supuesta sarna. Detrás puede vislumbrarse la célebre figura del Submarino, en el Parque Provincial Ischigualasto, Provincia de San Juan.
jueves, 7 de agosto de 2008
Aserrín, Aserrán, los maderos de San Juan...
Teseo y el Ruso Salzman en plena venganza contra Barreal juntan maderitas de la calle.
martes, 5 de agosto de 2008
Cuyo: retorno y consecuencias
El Ruso Salzman sonriendo satisfactoriamente ante la labor de reconstrucción del espejito realizada por FerchuM. Se estima que Teseo no apareció en la foto porque en ese momento estaba buscando la manera de cortarse las venas u otra cosa.