Nueva portada
La obra es en papel A4 borrador del laburo (detrás hay un proveído que el juez nunca firmó), y la pintura es a base de lapicera negra parker, birome bic negra y liquid paper gastado.
Téngase en cuenta al momento de la crítica que este miembro del grupo carece de conocimientos de dibujo, de caricatura, de perspectiva, de arquitectura, de filosofía, de política, de negocios... resumamos en la idea de que carece de conocimientos en general.
Por otra parte, si ud. es miembro del grupo y no se encuentra en el dibujo no implica que haya sido olvidado, sino que es cuestión tal vez de abrir un poco la imaginación y pensar: "mmm... ¿ese seré yo?"
viernes, 25 de julio de 2008
Crónicas de Cuyo: la gestación y el deseo por arribar a buen puerto
domingo, 20 de julio de 2008
jueves, 17 de julio de 2008
17 de Julio, otro cumpleaños que va...
miércoles, 16 de julio de 2008
Un saludo con acentito cordobés
La presencia de esta gran amiga en el Grupo Pelle se remonta a los orígenes del grupo, cuando aún no se hacía llamar "Grupo Pelle" ni, mucho menos, tenía un blog. En todas las aulas que la división conoció, siempre fue parte de lo que se conocía con el nombre de "el grupito de las cuatro", compartiendo su amistad con Carolina, Vanina y una tal Genoveva, que los mitómanos juran volvió a sus pagos en Río Negro y por un hechizo mapuche se convirtió en manzana. Este grupito que generalmente se ubicaba geográficamente en la columna central del aula y tirando hacia el fondo, era, no obstante la mala fama de los fondos de aula, un sector de elevadas notas promedio, al punto de cosechar dieces del mismo modo que un campesino argentino cosecha soja. Y dentro del grupo de las cuatro, Natalia no era la excepción. Justamente lo contrario. De hecho, sus excelentes notas se plasmaron en una aguerrida lucha contra la competidora y ambiciosa "KKC" para conseguir ser la abanderada del turno mañana. La Nati no decepcionó y le pasó el trapo.
"Estoy con Leo a mi lado, sentado en una mesa un tanto aislada del escenario, pero de todas formas lo vemos bien, tenemos un buen ángulo. Está oscuro y las luces que enfocan a las bailarinas se reflejan en los brillitos y pendientes de sus vestimentas. Qué música maravillosa invade el salón. Cómo se desenvuelven estas ninfas del Medio Oriente. Qué abdómenes mágicos que tienen esas deidades terrenales, parecen serpientes que, cuando lo deciden, quiebran su cuerpo y cambian de dirección. Si al menos pudiera raptar una... ¿¿pero qué es esto que me dieron de morfar?? Leo, ¿¿qué se supone que es esto?? Ahh, veo que vos tampoco lo tocaste.
¡¡Ahí está Nati!! Mirala Leo, ¡cómo baila! ¡Quién diría, eh! Mirá cómo se mueve, ¡qué ídola! Cómo ¿ya está? Decime que vuelve, fue re cortito...
Ya pasaron dos horas, cómo bailan. No se cansan, eh. No quiero tirarte abajo, Leo, pero me parece que Nati no vuelve, eh. Estas paredes tienen humedad. Le voy a avisar a Tatu para que venga a sacarle fotos algún día. Ay, dios, qué hambre... ¿No pretenderán estos tipos darme solo un par de berenjenas y con eso solo hacerme feliz, no?
Y otra hora más que se pasa... Ay, dios... esa flautita... me tiene los... Que el postre por favor no sea de berenjena... Porque sino... Ay, no... maldición."
Se desconoce si volvió a bailar en público después de aquella ocasión, la única certeza es que hoy en día FerchuM y Leandro siguen escuchando la música de la flauta y el sabor de las berenjenas.
Hoy hemos rescatado a un miembro más del Grupo Pelle, en su fecha de cumpleaños, y es por ello que, remarcando el gran cariño que se tiene por la Nati, le deseamos que se cumplan los sueños que pida al soplar las velitas, y un muy feliz cumpleaños!
sábado, 12 de julio de 2008
Un amigo del grupo perdido en la isla del sol naciente
Selección de planes para el sábado
jueves, 10 de julio de 2008
Dame una palanca y dominaré el mundo
Los nefastos Creadores de Mitos aseguran que no son casuales sus apariciones en el grupo, sino todo lo contrario: al parecer, las mismas ocurrirían a partir de una serie de intrincadas variaciones de poderes metafísicos tales como flujos cósmicos, magia negra, almas de duendes errantes, secretos numerológicos indescifrables, sueños que reproducirían el video de Pamela Anderson con su ex en el bote, etc. A partir de esta mixtura de sensaciones, poderes, fluctuaciones de la matrix, se dan sucesos de carácter inexplicable como que un bebé bostece en Santiago del Estero y produzca un vendaval en el río Tigris, o que Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno y Plutón se alineen y permitan que Venus deje de ser codificado. Justamente, entre esos fenómenos, los Creadores de Mitos ubican las apariciones de Facundo en las salidas del grupo Pelle.
"-Técnicamente vivo en Congreso -explicó Facundo mientras comía las almendras peladas que guardaba dentro de un tupper.
-No, tu casa queda en Balvanera -lo corregí.
-No, no, porque Balvanera termina antes, ponele que en la esquina de mi casa. Como yo estoy pasando la calle Rincón, soy de Congreso.
-Estás inventando. Congreso no existe. Te lo puedo aceptar como subdivisión dentro del barrio de Balvanera. Pero no es técnico, sino más bien una cuestión de costumbre. Seguramente para los vecinos del Congreso de la Nación era más fácil recordar "Congreso" que "Balvanera", que por cierto suena como si un chino hablara de un pirata, ¿no te parece? "Balva-Nera, el pilata".
Facundo me respondió sonándose fuertemente la nariz. Asumí que su sinusitis crónica a modo de respuesta significaba que no me iba a felicitar por la ocurrencia estúpida que acababa de tener.
-Bueno, pero a ver, decime por qué para vos técnicamente se denomina "Congreso", ¿en qué te basás para ir en contra de la identidad de tu barrio? -arremetí enseguida.
-En la "Guía T" aparece el barrio de Congreso. -Estas palabras actuaron como si me levantara su brazo izquierdo y le cruzara el derecho por detrás al grito de "Tomá".
-Mostrámela -logré decir después de salir del estupor que me produjo ese as que escondía en la manga.
-Acá no la tengo.
-No importa, igual si dice eso está equivocada.
-La "Guía T" no se equivoca nunca.
-¿Cómo que nunca? ¿No te acordás la vez que quisimos ir a lo de Carolina, y nos bajamos en cualquier lado?, Pedro Morán, Agronomía... casi perdemos el orgullo por bajarnos donde lo hicimos...
-En aquella ocasión la Guía T nos confundió, pero no estaba equivocada. Es como el oráculo de Delfos: no miente, engaña. Además, no es el libro el que nos miente, sino aquellos que hacen su interpretación.
-No sé si tenés razón, pero suena bastante coherente, y hasta con un dejo filosófico. Al fin y al cabo, cuando querés podés hacer frases inteligentes, ¿viste?
Facundo calló. Nunca volveríamos a hablar del tema. Un año después escuché la misma frase en la primera temporada de una serie de la que Facundo era fanático".
La amistad forjada a partir de la poca destreza de uno y cada uno de los miembros del equipo voleybolista se trasladó entonces al deseo del pequeño muchacho de cortos cabellos y delgados músculos a abandonar su división (una manga de zátrapas fantasmales que ningún miembro de cualquier otra división del mismo turno podía identificar, con el perdón de Agustina, que también proviene de esa división misteriosa), y decidió pasarse a la Primera.
A partir de ahí, Leandro, el racinguista, comenzó a sumarlo a los viajes marplatenses que organizaba en su casa de Rivadavia y Entre Ríos, frente al Supermercado Toledo. Allí, Facundo logró demostrar que el mar no era su fuerte (nunca tocó su agua), que el sol tampoco era su fuerte (iba a la playa con pantalones largos y buzo polar), y que ponerse protector solar tampoco era su fuerte (el modo de aplicación era colocarse una gota de protector 60 sobre la yema de su dedo índice y frotarlo lentamente por cada milímetro cuadrado de las partes a la intemperie). Su lentitud no solo se repetía también a la hora del duchazo, el cual le llevaba alrededor de una hora y media, sino también a la hora de comer, de manera que los demás podían cenar, bañarse, ver la trilogía del Padrino (versión extendida), e irse a acostar, y con suerte si él terminaba para entonces con su plato.
Fue en uno de esos viajes donde confesó que le gustaría tener un país donde pudiera ofrecer felicidad a cambio de la libertad de los habitantes. Explicó que los mensajes subliminales harían un gran trabajo, y desarrolló una idea igual de tenebrosa que "1984" de Orwell o "Un Mundo Feliz" de Huxley. Su pasión por conquistar el país Chukchi en el TEG, así tuviera que gastar todas las tropas de su ejército, lo condujeron a autocoronarse "Rey de Chukchi" y así surgieron sus planes imperiales para la dominación del mundo. No están leyendo la historia de Pinky y Cerebro, pero...
No se sabe a ciencia cierta si el paso del tiempo logró modificar determinados pensamientos sostenidos en aquella época. Por lo pronto, es seguro que su idea de realizar cinco carreras a la vez y terminarlas todas en cinco años, ya no debe ser sostenida dado que no ha logrado terminar siquiera una en cinco años, convirtiéndose la materia de Derecho "Contratos Civiles y Comerciales" su mayor karma de los últimos años. Es nuestra mayor esperanza que todas esas ideas alocadas se las haya llevado el viento, en lo posible lejos de nuestro país, y ojalá del mundo entero.
Quedan muchos temas por tratar que por cuestiones de longitud y tiempo merecen una publicación especial. Es así como por el momento aún seguirán pendientes leyendas como las de su amor callejero, que le brindaron el mote de "el semental", su evolución en la Organización en Mensa (una organización que pese al nombre, reúne individuos con elevadísimos coeficientes intelectuales y les permite jactarse una vez por semana de sus dotes intelectualoides) hasta alcanzar la presidencia, la dieta de la morcilla, etc.
Como puede verse, si de leyendas se habla, Facundo es una fuente prácticamente inacabable de tales, y aunque siempre parezca que su presencia en el grupo se diluye hasta casi desaparecer, en ese preciso momento en que uno ya deja de pensar en que lo va a ver, cae de sorpresa y deja en evidencia que, al igual que el sol, aunque no lo veamos, siempre está.
domingo, 6 de julio de 2008
El día que el "Ruso Salzman" llegó
Es así como rescatamos en el día de hoy una figura como la de Ernesto, también conocido como "el ruso Salzman", cuya conducta intachable y su fidelidad al grupo lo ha ubicado entre las personalidades más destacables y reconocidas por la totalidad de los miembros.
Cuando hablamos de Ernesto, nos referimos a un aclamado guitarrista seguidor de Paco de Lucía, que ha recibido el caluroso aplauso del fogón; a un poeta travieso, que desde cada palabra de sus versos sonríe con picardía y le guiña el ojo a su atenta audiencia; a un estudiante de medicina ejemplar, que no ha dejado que sus estudios le prohíban participar de los encuentros semanales salvo en circunstancias excepcionales en donde no había más remedio (nunca mejor usada la frase); también nos viene en mente ese cheff osado y valiente, que en cada receta pone toda la pimienta de su ingenio y arte, saborizando los paladares de sus comensales; en ese conductor designado, que ha soportado borracheras de todo tipo (insisto, de todo tipo) con un manejo firme y seguro, enfrentando policías con los labios morados de tanto vino, y que ha sabido eludir ingeniosamente los test de alcoholemia, ya sea guiando su auto fiel, el célebre "Torito", por las oscuras calles de arrabal, paralelas a las avenidas donde generalmente se realizan los controles, o haciéndoles pedorretas a los de la guardia urbana si lo pretendían frenar; o el bailaor indiscutido que ha dejado perplejas a bellas mujeres con danzas salsescas, cuarteteras, tangueras, esotéricas, futboleras. En fin, como el concepto "Ernesto" engloba todas estas cualidades, no cabe la menor duda de que estamos ante un gran valor del grupo Pelle.
Ahora bien, muchos se preguntan, no sin razón, de dónde vino Ernesto. Claro que a aquellos que buscan una respuesta, misteriosamente no les satisface que uno les diga: "Y... de su madre". Al parecer, el objeto de la interrogación deviene de la intención de averiguar respecto al cómo se produjo el acercamiento a un grupo ya formado, porque cierto es que no estudió en la escuela secundaria "Carlos Pellegrini", sino en el "Rawson", no vive ni en Belgrano, ni Flores, ni Recoleta, ni Palermo, ni... en fin, no es vecino de nadie; la primaria nadie sabe dónde la hizo. Los Creadores de Mitos, unos individuos nefastos que confunden las burlas con la realidad, lo cierto con lo falso, lo científico con lo metafísico, juran haber constatado que él, con su sana sabiduría, salteó el primario, y se presentó directamente en la escuela secundaria. Mas como no le consta a quienes suscriben la presente, preferimos considerar que sus estudios primarios fueron realizados en un lugar que nadie conoce. Tampoco fue novio, amante, fatito, amigovio o amigo con derecho a roces de alguna de las mujeres del grupo, pudiéndosele imputar el ingreso al grupo por ese lado.
La pregunta se produce, entonces, a raíz de una inquietud completamente válida. ¿De dónde cuernos vino este grande? ¿Bajó de una nave espacial? ¿Salió de un repollo que él mismo intentó cocinar? ¿O es acaso un perverso espía mantenido por algún grupo rival, como el de las "frívolas y taradas rubias con guita pero sin cerebro"?
Tal vez sea esta una de las historias más interesantes en cuanto a personas que han llegado al grupo y se han arraigado en él, ya que son tan remotas las posibilidades de que vuelva a ocurrir algo similar, que merece un apartado especial.
He aquí la respuesta al modo en que llegó Ernesto, "ruso Salzman", al Grupo Pelle. Como ya mencioné, sabido es que su secundario, sito en Caballito, era el Rawson. Allí compartió aula, entre otras celebridades que no han llegado a formar parte del grupo Pelle (destaco nombres como el Chacho o Fernando), con un individuo al que llamaremos Santiago C., quien a la vez fuera vecino de un gran amigo de la casa, aunque tampoco parte del grupo, el al día de la fecha, cuasi Dr. Juan Manuel G. Este último cursó sus estudios primarios en el Santa Cruz con Fernando, también conocido como Ferchum, quien sí es parte del grupo Pelle. Y mantuvo una muy buena relación durante el secundario, pese a estudiar en colegios distintos. ¿Ya logré marearlos? Tanto Santiago C., como su vecino, el amigo de Ferchum, el cuasi Dr. Juan Manuel G., siempre fueron fanáticos del balonpié (también conocido como fútbol, fobal, fuchibol, fulbo), y se destacaban en organizar partidos en las canchitas de San Carlos, situadas en la Av. José María Moreno, bajo la autopista. Fue ahí donde el ruso Salzman y Ferchum forjaron una gran amistad. Se cruzaron nuevamente en cumpleaños, en salidas, y después vinieron los intercambios telefónicos y de mesajería instantánea, y el trato pasó a ser todavía más directo.
Por esas cosas de la vida, Ernesto tuvo la gracia, o desgracia, de verlo a Fernando actuar en el salón de actos del "Pelle". En aquella ocasión pisó por vez primera la escuela que fue uno de los pilares necesarios para que este grupo existiera. Después fue invitado por Fernando a varias salidas, incluyendo el cumpleaños que festejara en el año 2003 en el viejo Velvet de la calle Olleros.
Y así, participando de las salidas, y sumándose incondicionalmente, con su característico perfil bajo, fue construyendo esta imagen que hoy en día es reconocida como un gran valor del grupo, la imagen del querido Ernesto, "el ruso Salzman".
sábado, 5 de julio de 2008
Discordias de un sábado por la noche
Pero, como acostumbra ser, en esta ocasión está la siempre presente Sra. Discordia, quien hace que la conversación no sea tan sencillita como quizás debería. Veamos lo que ocurre en el famoso bulo de la calle Uruguay, luego de cenar unas pizzas que el mismísimo cheff del grupo, el médico de guardia Ernesto, amasó con sus propias manos, y decoró con la ayuda de la infaltable compañera de cocina Brenda y el aprendiz inútil, el casi abogado, Fernando:
-Muy rica la pizza, Ernest -lo felicita Fernando mientras usa su índice derecho a modo de escarbadiente. Brenda, al descubrirlo en plena excavación no puede más que recriminarlo.
-¡Fernando, por el amor de dios, dejá de mostrarnos cómo intentás liberar ese pedazo de napolitana de entre tus dientes!
-Che, Ernest, ¿queda alguna porción? -pregunta Diego, que por motivos inexplicables llegó más tarde, lamentablemente después que Ezequiel. Este último no sólo devoró una fugazzeta entera por su cuenta, sino que además le dio a los restos que otros habían dejado, como ser: aceitunas, bordes de masa, quesos chorreados sobre las fuentes y algunos manices que en su momento habían acompañado las cervezas de la espera.
Inconscientemente, todos se voltean a mirar a Ezequiel, quien hallándose bien acomodado en su asiento y advirtiendo que se le está por pedir lo poco que le queda en el plato, respira profundo y apura el último pedazo de faina.
-Ya no -murmura Ernesto.
-Muy lindo el bulo -menciona Tatiana. Desde que llegó no dejó de buscar manchas de humedad en techos y paredes.- ¿Acá vivís, Ernest?
-Sólo cuando estudio.
-O sea siempre -agrega Fernando mientras le echa más coca a su fernet.
-No, no es que él estudia mucho, ¡vos no estudiás nada en Derecho! -exclama la aguerrida Vanina, aún despierta puesto que el reloj no ha marcado las doce.
-Mirá quien habla, la que estudia comunicación social...
-Estudio más que vos.
-Lo lamento.
-¿Puede ser que siempre terminemos hablando de la facultad? -intenta cortar la tensión Diego, pero al margen de que pone punto final a la conversación, Fernando y Vanina quedan mirándose fijamente a los ojos, midiendo la distancia para un eventual duelo.
-Che, ¿vamos a salir a alguna parte? -pregunta Daniela, después de terminar su segundo vaso de cerveza. En sus labios comienza a notarse una cierta sonrisita ebria.
-Sí -se emociona Lucía, quien comienza a saltar loca de alegría-, vayamos a la fiesta Pololo Popurri, que me dijeron que está re buena. Pasan música vietnamita y hay enanos bien dotados corriendo en zunga.
Silencio sepulcral domina la escena.
-¿Y cuanto cuesta la entrada? -pregunta Daniela después de lograr borrar la imagen de los enanos de su cabeza.
-Quince pesos.
-A mi me tienen que pagar quince pesos para que vaya a una fiesta como esa... -critica Diego. Ya se encuentra cruzado de brazos llevando el estandarte del polo opositor. Varios se alinean en su bando.- Dame una razón para que vaya.
-Regalan confites "Yapa" -contesta Lucía en el colmo de la emoción.
-A ver... tal vez como grupo no estemos preparados para ver enanos en zunga, ¿por qué mejor no hacemos algo más convencional, como ir a un boliche? -propone Fernando.
-Ni lo sueñes -lo corta Vanina, y señalando el reloj que está por marcar las 23:50, agrega:- En diez minutos viene el Sr. Sueño.
-No sé si da ir a bailar, están bastante caras las entradas -menciona Ernesto.
-Bueno, pero podemos ir a algunos gratis, total es temprano. Yo mandé lista para Big One, por si lograba convencerlos -menciona Fernando.
-No, no, no... Big One, es música marchosa -dice Carolina.
-Che, ¿y si jugamos unos trucos mejor? -propone Javier tras oír atentamente todas las opciones y llegar a la conclusión de que no le gustaba ninguna.
-Sí, torneo de truco -apoya Ezequiel, quien pese a tener el cinto desabrochado, no deja de observar los movimientos de Ramón. Ocurre que Ramón, al darse cuenta de que el envase de Schneider fuerte estaba vacío, se dirigía al freezer para sacar otra cerveza. Al instante de abrirlo, Ezequiel mira hacia el interior del mismo y hallándose sus ojos con un envase de telgopor del tamaño de un kilo, grita emocionadísimo:- ¡¡Tenés helado Vesuvio, Ernest!!
Ernesto intentará frenarlo, pero Ezequiel será más veloz, y logrará despojar de tapa el envase y mandarse cinco cucharazos potentes al hilo.
Pasan dos horas, o tal vez tres. Todos siguen en el bulo de la calle Uruguay. Vanina a esa altura de la noche yace recostada en un sillón, con los ojos entrecerrados. Fernando no coordina las palabras con sus pensamientos, y prefiere el silencio. Ramón, Javier, Diego y Ezequiel van por la revancha a treinta puntos, mientras Brenda, sin que nadie se lo pidiera, se encuentra lavando los utensilios de cocina. Daniela, Carolina, Tatiana y Lucía comentan cosas de mujeres que ninguno de los varones del grupo logra oír, ya que a cada acercamiento callan abruptamente y con miradas cómplices aguardan el momento en que las orejas se alejan.
Nuevamente, gana la Discordia, que tiene al grupo de hijo, y todo plan posterior a cena queda trunco.