Seguía cosechando éxitos. Sus textos se vendían como pan caliente, y esa fue la razón por la cual se decidió a hacer cosas más arriesgadas. Pese a los reclamos de historias simples, sin rebusques, Vanina apostó a lo difícil, a lo poco común. Ese mercado al que nadie entra a comprar, ni siquiera a echar un vistazo. Sus logros se lo permitían, y no se iba a quedar con las ganas.
Esta vez, incentivada por la letra "Orozco" de Gieco, escribiría un texto con palabras que tuvieran el fonema ye.
Sin embargo, y sólo por las dudas, decidió que su relato sería breve para ver el modo en que impactaría en su audiencia.Ya llegaron las vacaciones
por Vanina
Ayer yo estaba sentada en la playa con Yamila, debajo de una sombrilla amarilla. Las dos vestíamos mallas. La mía tenía dibujos a rayas y la de Yamila, yoyos. Como se nos había terminado la yerba, fuimos al mar a darnos un chapuzón. Pero una ola arrastró a Yamila, quien yacía en la orilla llorando.
Fui a pedir ayuda a Yayo que estaba practicando judo en un yate. Entonces, Yayo y yo la llevamos al hospital porque Yamila no paraba de llorar.
El médico de apellido Llanés, le puso una inyección en la rodilla ya que tenía una ampolla. Luego, le colocó un yeso.
Por un tiempo no volvimos a la playa. Fuimos al arroyo en llamas y yeguas y todos juntos cantamos una payada detrás de los yuyos. Pero como comenzó a llover, fuimos a la casa de Yanina. Al llegar, ella no encontraba la llave. Por suerte estaba su madre Yolanda con su yerno jugando a la rayuela, quien nos abrió la puerta y nos invitó a comer un pollo relleno con yemas y mayonesa. De yapa, yogur.
Fui a pedir ayuda a Yayo que estaba practicando judo en un yate. Entonces, Yayo y yo la llevamos al hospital porque Yamila no paraba de llorar.
El médico de apellido Llanés, le puso una inyección en la rodilla ya que tenía una ampolla. Luego, le colocó un yeso.
Por un tiempo no volvimos a la playa. Fuimos al arroyo en llamas y yeguas y todos juntos cantamos una payada detrás de los yuyos. Pero como comenzó a llover, fuimos a la casa de Yanina. Al llegar, ella no encontraba la llave. Por suerte estaba su madre Yolanda con su yerno jugando a la rayuela, quien nos abrió la puerta y nos invitó a comer un pollo relleno con yemas y mayonesa. De yapa, yogur.
2 comentarios:
too much jaaaaaaaaaa
como hago para parar de reirme sola???
genial vanus
quiero massssssss
jaja, grosa la abuela que juega a la rayuela...
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